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Adiponectina

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¿Qué es la Adiponectina?

La adiponectina es una hormona secretada principalmente por el tejido adiposo, aunque también se produce en la placenta, en células epiteliales, fibras musculares e hígado, entre otros. Sus funciones son regular el metabolismo energético, reducir los triglicéridos plasmáticos, estimular la oxidación de ácidos grasos y contribuir al metabolismo de la glucosa.

Esto último lo consigue al aumentar la sensibilidad a la insulina en el hígado, el músculo esquelético, el páncreas y el tejido adiposo. Un mayor nivel de adiponectina resulta en un menor índice de masa corporal y de grasa. Existe una relación directa entre esta hormona y las enfermedades asociadas a la obesidad.

La adiponectina es la más abundante de las adipoquinas, ya que constituye el 0,05% del total de proteínas plasmáticas. Las mujeres presentan una mayor concentración de adiponectina que los hombres.

Funciones de la Adiponectina

Funciones de la adiponectina

La adiponectina actúa, principalmente, como una hormona sensibilizadora a la insulina. Trabaja aumentando el empleo de los ácidos grasos en las fibras musculares, lo que ayuda a su captación y oxidación. De este modo se reducen los niveles de triglicéridos, cosa que permite a los tejidos captar más insulina. Gracias a ambas partes del proceso, la obtención y aprovechamiento de energía es más eficiente.
Esta hormona tiene dos receptores: AdipoR1 y AdipoR2. El primero se encuentra en todo el organismo, pero sobre todo en el músculo esquelético. El segundo está principalmente en el hígado.
La adiponectina tiene también una función antiinflamatoria y cardioprotectora, puesto que frena la respuesta inflamatoria de los vasos sanguíneos cuando estos resultan dañados.

Enfermedades asociadas a la Adiponectina

Esta hormona tiene mucho potencial como tratamiento para las enfermedades relacionadas con la obesidad, como pueden ser la diabetes tipo 2, la ateroesclerosis y las enfermedades cardiovasculares. Se ha comprobado que, en estas patologías, las concentraciones de adiponectina se encuentran en un nivel reducido.

Mayores niveles de adiponectina, por el contrario, se relacionan con un menor riesgo de sufrir infarto de miocardio, una mejor proporción de grasa en el cuerpo y menos colesterol.

Es decir, que esta hormona es clave para entender y tratar esas enfermedades, y también para hacer un diagnóstico de la posible evolución del paciente a largo plazo. Unos fármacos que favoreciesen la producción y el trabajo de la adiponectina podrían servir para tratar estas patologías.

Ya hay estudios que han demostrado que la administración de adiponectina aumenta la sensibilidad a la insulina, tiene efectos antiinflamatorios y antiaterogénicos, además de hacer bajar de peso al paciente.

También parece existir una relación entre la adiponectina y determinados tipos de cáncer, ya que puede inhibir el crecimiento de células cancerosas de mama, endometrio y próstata, aunque todavía no está claro cómo lo hace ni en qué medida.

Asimismo, se ha demostrado que las concentraciones de esta hormona son menores en pacientes con cáncer de mama, endometrio, próstata y colon, por lo que la relación entre la adiponectina y estas enfermedades es directa. Un bajo nivel de adiponectina favorece la obesidad y la resistencia a la insulina, los cuales son factores de riesgo para desarrollar cáncer.

Además, un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares ha comprobado que la testosterona provoca que el tejido adiposo libere menos adiponectina en la sangre, lo cual es un factor de riesgo para el desarrollo de un tipo de cáncer en el hígado: el carcinoma hepatocelular.

La adiponectina previene y protege el hígado frente a la enfermedad. En el cuerpo masculino el nivel de adiponectina podría ser menor debido a la acción de la testosterona, lo cual explica por qué este tipo de cáncer tiene mucha más incidencia en los varones que en las mujeres, y podría abrir la puerta a un tratamiento o, al menos, a una terapia de prevención.