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Organos del cuerpo humano / El órgano más grande del cuerpo humano

El órgano más grande del cuerpo humano

¿Cuál es el órgano más grande del cuerpo humano? La piel es el órgano más grande del cuerpo humano pesando entre 2,5 y 4 kg y mide unos 1.67 metros cuadrados.
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¿Cuál es el órgano más grande del cuerpo humano?

El órgano más grande del cuerpo es también uno de los más visibles aunque no reparemos en su presencia y en su importancia. Se trata de la piel, un órgano sensorial, que, además, forma parte de nuestro sistema inmunitario, porque ejerce de barrera natural frente a las agresiones del medio externo.

La piel es sin duda el órgano más grande del cuerpo. Si pudiéramos medir su extensión en una persona adulta alcanzaría aproximadamente los 2 metros cuadrados y tendría un peso de unos 4 – 5 kilogramos.

La piel recorre casi la totalidad del cuerpo y su grosor varía en las distintas áreas de nuestra anatomía, siendo mucho más fina en la zona del rostro, especialmente en los párpados donde no supera los 0,5mm, que en otros puntos como los talones o los codos.

Estructura de la piel

La piel es un órgano dinámico formado por distintas capas de tejidos que se superponen y renuevan al tiempo que cada una de ellas desempeña una importante función de protección y cuidado del conjunto del organismo.

Básica la piel humana se estructura en tres capas:

  • Epidermis. Es la capa más externa, la más expuesta a los factores ambientales, y está formada por distintos tipos de células, entre las que predominan los queratocitos. A su vez, cuenta con cuatro subcapas o estratos: basal, donde se produce la formación de los queratocitos, espinoso, la subcapa en la que se genera otro tipo de células (Langerhans) que forman parte del sistema inmunológico, granuloso, esencial para el proceso de producción de queratina y córneo, el estrato más superficial que está formado por las finas células que la piel va perdiendo en el proceso natural de descamación.
  • Dermis. Es la capa intermedia, la que se sitúa inmediatamente después de la epidermis y es la responsable de dar consistencia y tersura a la piel, ya que, en su composición destaca el tejido conectivo y las fibras de colágeno y elastina. En la dermis, capa con un grosor superior al de la epidermis, se encuentran los llamados anexos cutáneos, es decir, las glándulas sudoríparas y sebáceas y los folículos pilosos, de los que nace el vello. También a la dermis llegan finas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos y linfáticos, a través de los cuales tiene lugar la microcirculación de cada zona.
  • Hipodermis. También llamada tejido subcutáneo, es la capa más profunda de la piel. Contiene vasos sanguíneos y fibras nerviosas, aunque en su composición, destaca el tejido adiposo, es decir, las grasas que, entre otras funciones, nos sirve como protección corporal frente a las bajas temperaturas.

Funciones de la piel

funcion de la piel

La piel no solo es el órgano más grande del cuerpo humano, sino también el que ejerce la función protectora más completa.

En primer lugar, es la gran barrera externa a la que se enfrentan los microorganismos patógenos, como virus o bacterias, que intentan penetrar en nuestro organismo, por lo que una piel en buen estado ayuda a prevenir infecciones comunes. Además, actúa como protección superficial de los órganos internos, amortiguando posibles golpes o pequeñas heridas.

Esa básica protección no acaba ahí, porque otras de sus acciones protectoras son:

  • La piel desempeña un papel fundamental en la regulación de la temperatura corporal. Esta función termorreguladora la ejerce a través de las glándulas sudoríparas que, al segregar sudor, contribuyen a rebajar nuestra temperatura interna cuando las externas son excesivamente elevadas o cuando realizamos una actividad física intensa que la incrementa de forma natural.
  • Ante la acción nociva de los rayos solares (rayos ultravioletas), los melanocitos, células que guarda la epidermis, entran en acción y se encargan de producir la melanina, una sustancia química natural, un pigmento que mitiga sus efectos y que además, es responsable del bronceado de la piel.
  • Por último, la piel no solo actúa de barrera frente a las condiciones externas, también interviene en mantener una correcta hidratación en el conjunto del organismo. La película invisible que cubre la epidermis, y que se conoce como manto hidrolipídico, está formado por imperceptibles secreciones de grasa y sudor que crean una finísima capa que contribuye a evitar la pérdida corporal de agua, manteniendo los niveles adecuados de hidratación.

La piel, un órgano ‘vivo’

El órgano más grande crece al mismo ritmo que el propio cuerpo. La piel es un órgano resistente y flexible que, además, se renueva aproximadamente cada 28 días.

Las células que nacen en la dermis ascienden hasta la capa más externa sustituyendo a las células epiteliales muertas que caen en el proceso natural de descamación, un proceso que puede acelerarse mínimamente mediante técnicas y productos exfoliantes. A medida que pasan los años, el proceso de descamación se ralentiza y factores externos, como un bronceado intenso, pueden hacer que éste resulte más visible.

En cualquier caso, la piel no solo protege, sino que también puede reflejar (y avisar de) disfunciones internas o enfermedades. Del mismo modo, también puede experimentar distintas patologías (dermatitis, psoriasis, melanoma…) por lo que, su observación y cuidado es tan importante como el que requiere cualquier otro órgano del cuerpo humano.

Te dejamos un vídeo interactivo en el que se muestra información sobre las funciones de la piel.