Sobre este artículo:

Huesos del cuerpo humano / Huesos de la cara / Cornete Nasal Inferior

Cornete Nasal Inferior

Los cornetes nasales son unas estructuras óseas de la cara, específicamente de la zona de la nariz, que se encargan de realizar tres funciones básicas.
cornete-nasal-inferior

¿Qué es el Cornete Nasal Inferior?

El cornete o concha nasal inferior es un hueso de la cara que se localiza en el interior de la cavidad nasal, más concretamente, formando parte de sus paredes laterales, junto con el hueso etmoides, y de su pared inferior.

Las masas etmoidales conforman el mayor porcentaje de la pared que se sitúa entre la cavidad nasal y las órbitas, y de ellas salen dos apófisis en forma de cilindro estrecho llamadas cornetes, conchas o turbinas superiores y cornetes, conchas o turbinas inferiores.

Sin embargo, los cornetes inferiores son estructuras independientes que veremos a continuación.

La parte interna de la nariz se compone de numerosos y pequeños huesos, cartilaginosos y fibrosos, que la estructuran y contribuyen al correcto funcionamiento del sistema respiratorio.

Uno de estos elementos óseos es el cornete nasal inferior que, junto con el medio y el superior, humidifican el aire que respiramos, pero también lo calientan, filtran las bacterias, y regulan el flujo nasal antes de que pase a los pulmones.

De los tres cornetes, que se sitúan dentro de la cavidad de la nariz de manera escalonada, el inferior es el más grande, el de mayor importancia y el que más se relaciona con problemas nasales. Además, es el único que es posible ver al levantar la punta de la nariz.

Se trata de un hueso par, es decir, está compuesto de dos cornetes iguales en forma y tamaño, que se encuentran tapizados por la mucosidad nasal. Pero además de las funciones respiratorias, también contribuye a otro proceso igual de importante: sostener los tejidos blandos que forman la cara y que se encargan de permitir que articulemos expresiones y mímicas faciales.

Cabe destacar que en esta misma región de la nariz también se encuentran el seno frontal, el seno esfenoidal y las coanas, que pertenecen a los huesos frontal y esfenoides.

En la parte de arriba, el cornete nasal inferior se articula con el etmoides y el maxilar superior; en la parte delantera lo hace con el unguis, y en la trasera se encuentra con el hueso palatino.

Asimismo, está formado por una lámina ósea compacta compuesta de dos caras, dos bordes y dos extremos. La primera de estas caras se denomina medial, es convexa, y se encuentra vuelta hacia el tabique de las fosas nasales. Su mitad superior es lisa, mientras que la inferior presenta arrugas y surcos vasculares. La cara lateral, por el contrario, es cóncava, mucho menos rugosa, y limita por dentro con el meato inferior.

Por su parte, los dos bordes de los que se compone se denominan inferior y superior. El primero también es convexo, se encuentra libre dentro de la fosa nasal, y es más grueso en su parte media que en las extremidades; mientras que el segundo, el superior, es mucho más delgado y cuenta con tres prolongaciones, también llamadas apófisis.

Estas son la lacrimal, que completa el conducto nasal articulándose con los dos labios del canal y con el unguis; la maxilar, mucho más larga, que se dirige hacia abajo y estrecha el orificio del seno maxilar, y por último la apófisis etmoidal, que se sitúa justo detrás de la maxilar y continúa con la apófisis unciforme del etmoides.

También cabe destacar que el cornete inferior se compone de dos extremos, antes mencionados: el anterior, que se articula con el maxilar superior, y el posterior, que se articula con el palatino. Ambos son angulosos y terminan en punta, aunque el posterior destaca por ser mucho más afilado que el anterior.

Anatomía de los cornetes inferiores

cornete nasal inferior

De los tres cornetes, superior, medio e inferior, es este último el de mayor caudal.

En su totalidad, se componen de una lámina independiente de hueso compacto y permanecen cubiertos por la mucosa nasal.

Esta estructura ósea se desarrolla tarde, no terminando su formación hasta los cuatro o cinco meses de vida.

Cada uno de los cornetes dispone de dos superficies:

  • La cara medial, convexa, mira hacia el tabique nasal y es, en su parte superior lisa y rugosa en la inferior, consiguiendo albergar los vasos sanguíneos.
  • La cara lateral, en contraposición, es cóncava y no dispone de tantas arrugas.

El borde inferior del cornete, no se encuentra adherido a ninguna otra estructura. El superior, sin embargo, se une a la pared externa de la fosa nasal, y presenta las siguientes prolongaciones:

  • Apófisis lacrimal o nasal
  • Apófisis maxilar o auricular
  • Apófisis etmoidal

Por otro lado, se articula con el hueso etmoides y el maxilar superior por arriba y con el palatino por detrás.

Los cornetes o conchas se extienden hasta casi el tabique nasal y sirven como división para cada lado de la cavidad nasal en tres conductos denominados meatos: el meato superior, el medio y el inferior. El cornete inferior es el que forma el meato inferior.

Funcionalidad de las conchas nasales

Es precisamente la manera en la que los meatos se disponen, junto con la de los cornetes, la que da lugar a ampliar la superficie de la cavidad nasal. Con ello, se consigue retener la hidratación en la zona, al conseguir que las pequeñas gotas de agua que se forman en la expulsión del aire se queden atrapadas.

La estructura llena de arrugas y surcos de los cornetes y meatos, así como el hecho de que estén tapizados por la mucosa nasal, permite obtener beneficios que influyen en el proceso de respiración: el aire que se inhala debe recorrer una gran cantidad de conductos y, en dicho viaje, aumenta su temperatura al pasar cerca de los capilares sanguíneos de la mucosa. Además, el moco secretado por esta última, ayuda a humedecer el aire y atrapar las posibles partículas de suciedad.

De ese modo, el aire llega más caliente y filtrado de impurezas a los pulmones.

Si la estructura de la cavidad nasal no tuviese las mencionadas características, la inhalación de aire muy frío podría llegar a producir un broncoespasmo, es decir, un estrechamiento involuntario en la musculatura bronquial, con la consiguiente dificultad respiratoria.

De igual manera, al respirar por la nariz en climas muy cálidos y húmedos, el aire inhalado adquiere mayor temperatura, lo cual podría producir vasodilatación y llegar a un sangrado nasal.

Patologías relacionadas con los cornetes nasales inferiores

Una de las enfermedades que pueden afectar a los cornetes nasales inferiores es la rinitis. Esta consiste en la inflamación de la mucosa nasal y los cornetes e incluye síntomas como la producción elevada de moco acuoso, estornudos y enrojecimiento de garganta.

Otra patología común es la hipertrofia de cornetes inferiores y consiste en un aumento de tamaño de los mismos, ocasionando dificultad respiratoria. Puede tratarse con medicación o con cirugía para reestructurar la forma de los cornetes llamada turbinoplastia.

Una patología relativamente común relacionada con los cornetes inferiores es la hipertrofia. Consiste en un aumento del tamaño del cornete que puede dar lugar a numerosos síntomas, como sensación de nariz taponada, dolor de cabeza, secreción excesiva de moco, sinusitis, tos y estornudos, mal aliento, ronquidos, hemorragias o sensación de oídos taponados.

Debido a que los síntomas son variados y comunes en diversas enfermedades, existe el riesgo de que se confunda con otros trastornos como alergias o resfriados, por lo que es importante que el especialista realice pruebas específicas como la rinofibroscopia o la rinomanometría para detectarlo a tiempo. De lo contrario, el problema podría agravarse dando lugar, en los casos más graves, a una obstrucción del aire, lo que podría provocar dificultades para respirar.

En muchos casos resulta difícil establecer una causa clara de la hipertrofia. En ocasiones puede producirse debido a rinitis mal curadas, pero también por una desviación del tabique nasal, por procesos alérgicos o catarrales, por el uso de ciertos medicamentos como los antidepresivos, por el humo del tabaco, o incluso por estrés o exposición a algunos productos químicos.

Además, si la hipertrofia se presenta junto a otras patologías puede favorecer la cefalea rinogena, infecciones recurrentes o sinusitis crónicas.

El tratamiento de la enfermedad depende de la severidad de cada caso. Si los síntomas son leves, el especialista optará por tratamientos no invasivos, como soluciones nasales para descongestionar la mucosa o corticoides para devolver a los cornetes a su estado normal.

Para los casos más severos, o si este tipo de tratamiento no surte efecto, la solución más común es recurrir a la cirugía. Se trata de una operación muy sencilla que consiste en raspar los cornetes para reducir su tamaño y quitar, de ese modo, la obstrucción. El objetivo, eso sí, siempre es preservar la mayor cantidad de mucosa posible para que la función natural de los cornetes no se vea alterada.

Sin embargo, actualmente existe también una técnica mucho menos invasiva y más efectiva que se conoce como radiofrecuencia, y consiste en introducir una sonda térmica dentro del cornete inferior para reducir el espesor de la mucosa del cornete.

Esta técnica es mucho más rápida y segura, apenas produce complicaciones postoperatorias y permite una recuperación en mucho menos tiempo.

Te dejamos un vídeo interactivo en el que se muestra información sobre el cornete nasal inferior.