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¿Qué es el Bulbo raquídeo?
El bulbo raquídeo, también conocido como médula oblongada, es una de las tres partes que componen el tronco encefálico. Está situado en la base de este tallo, entre el puente troncoencefálico y la médula espinal, y presenta una forma de cono truncado invertido, similar a la de un embudo.
Características del Bulbo Raquídeo
Una de las características principales del bulbo raquídeo es que es una vía de paso para numerosos tractos nerviosos, tanto ascendentes como descendentes, que transportan información sensitiva y motora entre la corteza cerebral y la médula espinal.
Además, en esta estructura se ubican los núcleos de los últimos cuatro pares craneales: el nervio glosofaríngeo (IX), el vago (X), el accesorio (XI) y el nervio hipogloso (XII). Por esta razón, el bulbo raquídeo es el responsable de mantener el funcionamiento adecuado de los órganos de forma automatizada e inconsciente, y de regular las funciones vitales del cuerpo, como la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca o la respiración.
Composición del Bulbo Raquídeo
Su composición es muy heterogénea. En su superficie ventral, se encuentra la fisura media anterior, y, a cada lado de esta, se forman unas protuberancias verticales denominadas pirámides bulbares.
Son las encargadas de conectar la corteza cerebral con el bulbo y la espina dorsal, con el objetivo de enviar estímulos nerviosos motores a las fibras musculares de todo el organismo. Bajo la base de la pirámide, sus fibras nerviosas se decusan, es decir, cambian de lado, y dan lugar a la decusación piramidal.
Las pirámides están limitadas lateralmente por el surco ventrolateral y el posterolateral. Del primero de ellos emergen las raíces del nervio hipogloso (par XII craneal) y entre ambos surcos se encuentra una estructura oval conocida como oliva, que contiene el núcleo olivar inferior. Del surco posterolateral, por su parte, surgen los núcleos de los otros tres pares craneales: el glosofaríngeo (IX), el vago (X) y el accesorio (XI).
En su superficie dorsal, el bulbo raquídeo también presenta una fisura media. A cada lado de este surco, encontramos dos prominencias verticales que corren paralelas a él: la más cercana al surco es el fascículo grácil y la siguiente el cuneiforme. Mientras que las pirámides bulbares, como hemos comentado, son las encargadas de transmitir estímulos motores, la función de estos fascículos es recibir la información sensitiva del tronco y las extremidades.
El bulbo raquídeo también alberga otros núcleos y tractos de enorme importancia para el organismo. Es el caso, por ejemplo, de los núcleos del rafe, que son la principal fuente de serotonina y están involucrados en la regulación del humor, del dolor, de los estados de vigilia y excitación y de la temperatura corporal.
O del tracto solitario, que regula la sensibilidad de las vísceras y que tiene un papel importante en la labor cardiorespiratoria y en la percepción del gusto.
Funcionamiento del Bulbo Raquídeo
Dada su heterogénea composición, las funciones del bulbo raquídeo también son de lo más variadas. Su correcto funcionamiento es vital para el ser humano, en el sentido literal de la palabra.
En primer lugar, sirve de enlace entre el encéfalo y la médula espinal, transmitiendo impulsos nerviosos que contienen tanto información sensitiva como respuestas motoras. También regula el ritmo cardiaco y la respiración, por lo que una lesión en el bulbo puede llegar a desencadenar el fallecimiento.
Además, participa en el proceso de digestión, moviendo los músculos necesarios que van empujando la comida a través del aparato digestivo y emitiendo los ácidos gástricos que ayudan a digerir los alimentos. De la misma manera, el bulbo raquídeo también interviene en la coordinación del movimiento y del aprendizaje motor, y controla otros mecanismos reflejos como la tos, el estornudo, el vómito, la deglución y la fonación.
Afecciones causadas por el Bulbo Raquídeo
Las afecciones ubicadas en la médula oblongada, que pueden llegar a ser muy graves, suelen derivar de obstrucciones en alguna de las arterias que riegan al bulbo. Ejemplos de ello son el síndrome de Wallenberg, que provoca dificultad para hablar y comer, mareos y alteraciones de la coordinación motriz del cuerpo; o el síndrome de Dejerine, que incluye debilidad del tronco y de las extremidades o la parálisis parcial del rostro.
Te dejamos un vídeo interactivo en el que se muestra información sobre el Bulbo Raquídeo.